Matías vive en un asentamiento con su pareja y un hijo de menos de un año. El fin de semana construyó junto a voluntarios del techo su nueva casa. Hasta ese entonces estaba viviendo en la casa de su cuñado, un rancho de costanero y chapas, bastante prolijo pero en condiciones muy precarias. Como tantas otras familias ese fin de semana trabajó hasta el cansancio y no paraba de pensar en mejoras y arreglos para la casa y el terreno. Se nota que Matías tuvo una educación, es muy amable y charla de las cosas de la vida como uno más de los voluntarios. Esa historia tienen mucho más para contar, pero yo me detuve en otra cosa: Matías habla con un leve tartamudeo y tiene una cicatriz en el cuello. No pude dejar de notarlo y luego de que hubo un poco de confianza le pregunté que le había pasado.
Su vida transcurría normalmente hasta el año, año y medio, cuando se supone los bebés comienzan a decir sus primeras palabras. Ahí sus padres notaron que algo no iba bien, que Matías estaba mudo. Su tratamiento requirió de un año y medio de internación continua, con una traqueotomía incluida. En ese tiempo sus padres estuvieron viviendo prácticamente en el hospital y haciendo lo imposible para que el niño se recuperara, y así lo hizo. Los primeros años marcaron muchas cosas de la vida de Matías, quien iba a la escuela con un pañuelo en el cuello, a la altura de la herida porque ésta segregaba un pus y un líquido poco agradable a la vista. Como consecuencia de esto los demás niños no querían jugar con él, no eran indiferentes a él, elegían excluirlo del grupo por lo que pasaba su tiempo solo. La gran contención sicológica se la daban sus padres en la casa. Además de esto los médicos sostenían que iba a tener problemas de aprendizaje por el tema de la enfermedad y por estar un año atrasado. Matías siguió adelante, sus padres le dieron le apoyo para que lo hiciera.
Así Matías terminó la escuela, fue hasta tercero de liceo y hizo tres años más de UTU. Hoy vive en un asentamiento, ha trabajado en muchas cosas, ahora descarga en el puerto. El sentido de su esfuerzo es su familia, su pareja e hijo. Este Matías, tiene la voluntad de salir adelante, encontró sentido a ese sufrimiento y de a poco va encontrando oportunidades para hacer, lo que otros Matías no pudieron.